Normalmente, cuando se habla de “la Iglesia”, se la identifica con la jerarquía eclesiástica o con el edificio en donde los cristianos realizan sus actos de culto. Por eso, conviene ante todo clarificar los conceptos. Dentro del Nuevo Testamento, el término “iglesia” tiene dos acepciones principales: a) la comunidad de los seguidores de Jesús esparcida por todo el mundo (iglesia universal); b) el conjunto de los cristianos que viven en un determinado lugar (iglesia local) o se reúnen periódicamente en un casa particular para la celebración de la Palabra y la eucaristía (iglesia doméstica). El autor recorre la evaolución de la Iglesia hasta llegar al Concilio Vaticano II y el día de hoy. Luego pasa a exponer lo esencial en la Iglesia de Cristo: aquellas características que parecen esenciales para que la Iglesia pueda realmente considerarse como verdadera “Iglesia de Cristo”.